domingo, 27 de abril de 2008

SIN EXCUSAS






Un profesor me dijo una vez:
"El impacto que sufre una mujer del Tercer Mundo cuando se le muere un hijo es equivalente al de una mujer del Primer mundo cuando se le rompe una uña".

Muchas veces he mascado este pensamiento buscándole sentido, a veces dándole veracidad, a veces desmintiéndolo, otras simplemente horrorizándome de su crueldad.

Primermundo está gritando a Tercermundo:

-¡Eh, tú! ¡Que me tienes que pagar la deuda externa!

Y responde Tercermundo:

- De verdad que lo siento, pero mi gente se está muriendo de hambre. Hemos estado recogiendo granos de trigo para ver si tendríamos para nuestros niños, pero no llega. Así que tampoco podemos darte mucho ahora.

A lo que Primermundo contraataca:

-Yo no te he preguntado por tus problemas, porque problemas tenemos tós. ¿Sabes? Yo no me puedo comprar el audi y eso también es dolorosísimo. Sinceramente, no te digo que no sea terrible lo que te pasa pero no es excusa. Y deberías haberte ahorrado el discurso porque eso no evade tu responsabilidad. Y si no, no haberte metío. Coño.

Y aquí se acaba la conversación. Pues a ver, en un mundo donde vale lo mismo la vida de un niño que la rotura de una uña, díganme si merece la pena contestar.

Siempre estoy hablando, también escucho, ojo. Pero la verdad que por más que quisiera ser de "sentimientos pa dentro", no puedo. Una vez me dijo uno que se llamaba Miamigo: oye ¿qué pasa con la deuda externa que me olvidé en tu casa? Y yo le respondí: lo siento muchísimo, pero sabes que pasa, que se me a muerto de hambre...¡Para, para, para, para! me dice Miamigo. Yo no te he preguntao por tus problemas, problemas también tengo yo que necesito tu deuda externa pa ponerla en mi armario repleto de dinero proveniente de deudas como la tuya, y ahora tiene un hueco vacío. Así que no niego que tus problemas sean terribles, pero eso no evade tus responsabilidades. Sin excusas.

Así que si alguna vez les hablo de mis muertos o mis uñas, ya saben, cállenme la boca. Ya que nada evade mi responsabilidad, ¿o no?