lunes, 19 de enero de 2009

MELOCOTÓN EN ALMÍBAR


La habitación olía a desinfectante y medicinas. Estaba ya tan acostumbrada que sólo lo percibía cuando abría las ventanas de par en par para que entrara el aire gélido y le bajara la fiebre a él.
De repente, sentada en su sillón-cama, comenzó a notar que la sala estaba llenándose de agua. Poco a poco se inundaba todo hasta cubrirles. Quería moverse y su cerebro no paraba de pensar en soluciones. Mandaba las órdenes a su cuerpo pero éste no ejecutaba ninguna. Hasta que al fin, de un salto, se levantó del sillón, y constató que todo había sido un sueño. O casi todo. Seguían en ese hospital. La habitación estaba seca, pero justo, al mirar sobre el gotero de su marido, se percató de que la última gota estaba saliendo ya de la botella. Cerró la vía y llamó a la enfermera.
Él seguía dormido, ya que las noches eran larguísimas y nunca continuadas y conseguía coger el sueño cuando ya era casi la hora del desayuno.
Él estaba soñando con la escuela. Sentado en un pupitre en la tercera fila, veía una melena negra y larga delante de él. Al principio pensó que era Merceditas, su hija, ya que desde que le trasladaron a este hospital todavía ni ella ni su hijo habían podido verle. En realidad se había decidido que mejor no fueran. Con lo que acababa soñando y pensando en ellos la mayor parte del tiempo.
Pero en mitad del sueño, la niña del pupitre se giró en un gesto rapídisimo y le dejó una nota. Él preguntó:
-¿Esto qué é?
Y una risa cascabelera fue la respuesta. Encima de la pizarra había un retrato de Franco.

Despertó y vio a Mercedes, su mujer, trasteando en el armario donde tiene sus cosas. Una lata de melocotones en almíbar asoma entre la puerta con un halo dorado, o eso le parece a él, cuando su estómago ruge de deseo y hambre.
Francisco la mira fijamente. Con una media sonrisa inundándole el rostro.
-¿Qué te paza?- le pregunta ella.
-Ná, he soñao contigo, cuando estábamo en er colegio de shico.
Ella hace un amago de sonrisa y sigue buscando algo.
El rostro de él refleja sus mil pensamientos fatídicos. Y dice con voz temblorosa:
-Mercede, yo...
Ella no le deja terminar. Sin ser brusca pero firme le espeta:
-Gordo, déjate de tonterías que aquí hay que zé fuerte. Ademá ya viene ahí er desayuno.
-Tengo má hambre que er perro un ciego ¿Hoy ya me pondrán un yogú y argo má, no, Mercede?

En ese momento aparece la auxiliar con el carrito del desayuno. Café y magdalena para ella. Manzanilla para él.
-Gordo, na má que manzanilla- dice ella bajito.
-Me cago en la mar salá- responde retorciéndose- Trae pa cá la lata de melocotone que no aguanto má- intenta moverse desesperado mientras chilla.

La situación tensa y frustrante se parte en dos por un cascabeleo fuerte y sonoro de risa contagiosa. Ella inunda la sala con carcajadas y llena de esperanza a él y a todos los que desean y esperan que coma melocotones y coles y pajaritos y todo lo que en esta vida le queda por comer y vivir. Porque hay veces que la constancia y perseverancia de una persona es mil veces más efectiva que los diagnósticos optimistas de los de bata blanca.



Este texto ha sido escrito y reescrito unas mil veces, pues en cada momento, desde diciembre 2008, la historia ha ido cambiando. En todos esos vaivenes de diagnósticos, miedos, recaídas, esperanzas... lo único que se mantuvo palpable y constante fue la fuerza de estos dos personaje que en realidad son reales y son mis tíos. A ellos, Mercedes y Yerga, y a su fuerza les dedico esto, a pesar de que no es todo lo expresivo o bueno que ellos se merecen, pero al menos ahora puedo desearles con un grito fuerte y sonoro como la risa de mi tía, que YA pueden comer todos los MELOCOTONES EN ALMÍBAR que quieran.
Un abrazo enorme.
Caro


lunes, 5 de enero de 2009

PROHIBIDO TIRAR TABIQUES

Se jactaba de ser sincero todo el tiempo. Y yo le seguí, como discípula sumisa y comprometida. Creí que su totem era la razón más importante para vivir. Seguí su doctrina y quise ser sincera todo el tiempo. Pero ser sincero completamente es imposible; y agotador; y no funciona. Tratar de ser completamente sincero te lleva al fracaso tanto o más rápidamente que con la mentira. Eso sí, hay que ser mucho más valiente. Y me gusta la valentía.
Entonces le pregunté:
- ¿Me amas?
Y él me respondió sin titubeos, como hace un Gran Maestro de la verdad.
- Ocupas un lugar entre el sexo y el cariño, en un compartimento extraño, como una buhardilla del amor.
Y, aunque una vez más alabé las maravillas de la sinceridad, todas y cada una de mis células comenzaron a desordenarse en un torbellino interior.
Me convencí más si cabe que "el hombre divisa el mundo en compartimentos estancos; esta habitación para el trabajo, esta para...Y que la mujer es capaz de derrumbar todos los tabiques de la casa para que la pasión la inunde".
Aunque para ello ha de tener fuerza y... un buen machete como aliciente.

Cómo decirte...


Te recuerdo tan pequeño y dormido.
Vulnerable a todo y todos. Dulce y generoso. Bueno.
Cómo decirte que las historias de microbios que se comerían tus uñas y tus dedos eran mentiras.
Cómo decirte que a veces, muchas, mentimos, engañamos, herimos, sólo a los que no lo merecen.
Cómo... que casi nunca nos atrevemos a hacerlo con tiranos. Y por eso pasaste al lado obscuro.
Cómo decirte ahora que no están obligados a quererte aunque tú los ames.
Cómo...que no debes derrumbarte ante el fracaso.
Cómo decirte que la vida es más que eso, si eso nos vuelve locos a todos.
Cómo enseñarte o protegerte si mi ejemplo es desastroso.
Si ni siquiera sé que lo mejor sea razonar.
Si mis palabras son tan burdas como mis consejos.
Cómo decirte...